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sábado, 27 de abril de 2019

Flores en el camino

Las flores de María
El domingo era una alegría paso a paso. Salíamos de Villa Nueva, atravesamos el Hato, y algunos sectores baldíos, hasta llegar a Suyapa.

Pero antes cortábamos flores de Napoleón en el cerco del cementerio “los pobres” para llevarle a la Virgen de Suyapa y al Niño de Atocha (que en realidad es el Santo Niño de Praga). Allí pedía por mi hermanita, que nacería en octubre de 1988.
La alegría era mayor por que íbamos a comer pupusas y una horchata en bolsa, éramos cinco nietos y nietas, yo era la más pequeña, entre Elvira, Carlos, David y Suyapa.

Nunca hubo miseria ni mezquindad, pero si muchas tradiciones impuestas por la línea materna. Cómo entrar a la iglesia pequeña sin ver nada más que el altar de la Virgen de Suyapa, y surgían aquellas historias de camino real “una vez un señor vino a ver a la Virgen, y se puso primero a comprar petates, al entrar a la iglesia no miraba los santos, sino petates en los altares”. Cómo entonces no me iba a concentrar en ver sólo el altar de la Virgen, y después ir hasta las gradas del altar principal y rezar.

Éramos cinco infantes siguiendo a Mamita María, quién no sabía leer ni escribir, pero supo vivir y transmitirnos su fe, desde la escuela de la vida.

Hace unos días, como es costumbre, hice ese recorrido, era jueves Santo, caminé con mi hermanita “Chayin” cómo ella el decía, corté flores en el camino, hice cosas que mamita decía “era pecado” y dije, mamita ya no está para que me regale.

Mamita María se fue a la eternidad el pasado 09 de enero, y la sentí tan presente, por que ahora está en el viento, en las nubes, en el sol, en la luna, en mi mente, se quedó en mi alma, y acompaña mi camino.

Nos enseñó a caminar en hermandad, a compartir lo que tenemos, a ser felices con lo mejor. Nunca la escuché quejarse por la pobreza, es que ella siempre tuvo lo necesario para vivir y tenía aún para darnos cuándo le pedimos.

A veces los detalles más pequeños hacen sentir un inmenso vacío, y esa mujer de 81 años de edad y estatura pequeña, supo ocupar espacios inmensos, como sólo ELLAS, las genias lo saben hacer.

P D. es difícil no querer llorar, por que una no de puede acostumbrar a que ese amor llamado "abuela" ya no esta.