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sábado, 24 de abril de 2021

Viaje sin despedida

Febrero 2020

Era la madrugada del 24 de diciembre. Previo a dormirme, cerca de las 12 de la noche vi un mensaje que decía "murió mi abuela", pensé que sería un texto de dos días antes.

Me despierto antes de las 2a.m. veo llamadas sin contestar y mensajes de voz con la noticia que había fallecido doña Tere. En medio de la incertidumbre si estaba o no con vida, las llamadas de larga distancia ahuyentaron el sueño y trajeron como avalancha los recuerdos inmediatos con ella en La Ermita.

Apenas el 22 de diciembre, con David y mami habíamos acompañado a doña Tere en el sepelio de su mamá doña Camila. Nos dio de comer (así como mamá regañona), estuvimos con ella en misa, anduvimos en el mismo carro, nos comentó sobre lo que haría en los próximos días, sin pensar que ya no nos volveríamos ver. En un tramo breve nos mencionó que le dijo a Martín que quería ser enterrada ahí, en su pueblo, y él le decía "está loca".

Aquella señora, la esposa del difunto que más he llorado (yo siendo niña), don Armando Ramírez (1995), estaba camino a la eternidad: sonriente, tranquila, recibida con pétalos cayendo de los árboles y elevadas por el viento, tal cual le gustaban, supe que era eternamente feliz en la víspera a Navidad.

Conocer detalles de sus últimos momentos de vida terrenal fue muy doloroso. Los vivió con aquella niña que vestían como gemelas, Melady, su nieta que debió asumir su papel de mujer adulta, viendo que se le iba la figura de la cual nunca se separó en más de dos décadas.

Al día de hoy no asimilo que Nana Tere (como le decía Katherine) ya no está. Y veo entre mis cosas, detalles que ella tenía siempre para mi, incluso el regalo que me dio de cumpleaños, todo desinfectado en medio de la pandemia de Covid-19, que estaba "en el aire". Yo estaba saliedo del contagio y de noche tras varias llamadas fui a traer mi bolsita de ragalo que me entregó Mela.

Quizás la volví a ver en octubre, para su cumpleaños 70. Estaba medio bajada porque a esa edad ya no podría ir a misa, siguiendo las medidas de bioseguridad. Comimos, nos desinfectamos, era la nueva modalidad de festejos con cinco invitados apenas. Me dijo "Si usted no puede venir, que venga David". Fuimos Mami, Suyapa, Norma y yo.

A finales de noviembre me envió un audio diciendo que estaba triste porque no sabía que nos traería el nuevo año. Le respondí que eso no lo sabíamos, por lo que era mejor estar contentas celebrando el día actual. Dijo que tenía razón que ya no iba a estar triste. 


Para el 20 de diciembre envió un audio disculpándose con la familia Valle por o estar presente en el fin de novenario de Don Chico, ya que su mamá estaba malita de salud y debía viajar de emergencia a La Ermita. 

Esos recuerdos son los inmediatos, pero todos los demás son de largas conversaciones, caminatas, rezos, carreras llegando tarde. 

Las mañanas sabatinas en la feria comiendo pastelitos, más de alguna vez echándole una manito en el puesto. Ella con su gorrito y delantal, muy nítida y amable al trato. El puesto de doña Tere era el punto de encuentro para las tertulias con Martín, Óscar, Mela o Mayra. 

Si era viernes en la noche, cuando yo volvía de la UNAH, me quedaba esperándola para subir a casa acompañada, a veces de jalón. Había confianza y estima. Yo era feliz cuando me decía que trajera ensalada, pastelitos, yuca y papa.

Una vez pasé por el puesto, iba la para la Radio Católica (Cyber encuetro juvenil), y cuando digo a buscar el pasaje no llevaba dinero. Me dijo que no me había escuchado, le comenté lo que me pasó y reclamó ¡Por qué no vino a pedirme dinero¡ ese día hubo un tiroteo en el centro, quizá por mi ruta y hora de andar, así que lo vi como una señal de protección divina.

No se despegaba de la 910 AM día y noche, si escuchaba que alguien de Madre Dolorosa estaba en cabina, mandaba un mensaje saludando. El domingo pasado extrañé ese texto diciendo "la escuché", eso me recuerda que "nana Tere" ya no está.

Estabamos en las caminatas con Las Chonas, doña Tere era una Chona, una defensora de los derechos de la Mujer y contra la violencia. Era voluntaria de salud y hacía muchas obras sociales sin decirle a nadie. 

Su honradez era genial, si Mary o Dilcia enviaban algo decía "aquí le mandó" tal cual era el deseo. Hace tres años me dijo que fuera a escoger un suéter que le había llegado una caja y también envió un juguete para Dana Samantha que nació un día después.

Noviembre 2008/ Retiro GO-ES en El Picacho

En su vida espiritual también fue una guerrera, en la búsqueda del amor misericordioso de Dios fue miembro de la Renovación Carismática Católica, junto a su esposo formaron el G.O. Cristo Vive, estuvo en Luz de Cristo, acompañó a Una Luz en mi Camino y finalmente por más de 20 años se integró a Espíritu Santo. 

En esta nueva etapa de pandemia pidió que le hicieran un perfil en facebook para participar en las misas de la Parroquia Madre Dolorosa. Y por zoom de unía al G.O. Era tiktokera manager, le grababa videos a Mela, una abuela actualizada. Disfrutó ser Celebradora de la Palabra de Dios y Ministra Extraordinaria de la Eucaristía, aún sus enfermos no saben que ella se adelantó en la carrera.

Muchas personas cercanas conocimos La Ermita, Talanga, porque ella pagaba un busito y llevarnos a alguna celebración donde su mamá y papá. Hace algunos años me fui una semana a estar con ella donde Sonia. 

Nana Tere supo que la amaba y yo también supe que me amó. 

Fui parte de sus festejos VIP 

En su casa hay muchos adornos pequeños, tal cual estuvo su vida, llena de cosas pequeñas con amor que la hacían grande.

El no escribir antes de ella era la no aceptación de que se fue siguiendo su destino en otro viaje, pero hoy cumple 4 meses de la no despedida. En casa la hemos llorado como debe ser el duelo ante la partida de un ser querido, ella siempre estuvo con nosotros en momentos de alegría y llanto. 

Fue tan cercana a Mamita María, tan alcahuete con Elías, David, Sofía y Catalina, en general ella tenía algo para compartir especialmente si eran niños/as. Daba consuelo a mami cuando Chayo le iba a ir "lejos", y juntas nos tocó llorarla a la distancia. Siempre preguntaba por don Juan.

A la memoria de Teresa de Jesús Gutiérrez, cuyo amor por su madre fue tan grande negándose a separarse, para emprender el viaje juntas a la eternidad

15-octubre-1950

24-diciembre-2020

 


sábado, 12 de diciembre de 2020

El Chico del Valle amoroso


Desde que tengo uso de razón, viviendo en la capital, siempre existió un personaje a quién al igual que muchísima gente, lo veía como  "el abuelo", pero además como el amigo, el vecino, el papá de los amigos, el hermano mayor en la fe, don José Francisco Valle "don Chico".

Visitarlo era obligatorio, sobre todo cuando él dejó de ir a la casa a dejarnos mandarinas. 

Dice Miguel -su hijo- que él le decía "déjame mandarinas que yo tengo a mi gente para darle", haciendo prioridad a los gemelitos de Suyapa.

Mi primer recuerdo de don Chico, es camino a la iglesia con Michelle en el cuello. Siempre la llevaba chineada, eran como el uno para el otro. Con los años era sonrisas y bromas con el pequeño Steven Francisco, su tocayo y con quien seguía las bromas por su nombre "Chico Valle".

Él bailaba, cantaba, sonreía, era feliz. Visitarlo era ir a contagiarnos de positividad. Contaba cada historia desde su recuperaciones, caminatas, luchas, peregrinaciones, devociones a la Virgen de Candelaria, lo bien que lo trataba la familia y decir "yo aquí estoy bien, no me hace falta nada". 

Sobrevivió a muchos accidentes domésticos, operaciones, golpes, virus, pandemias... y se fue a los 94 años de edad. Creo que su eterno viaje lo emprendió cuando el quiso. Sin alardes, sin bulla, sin enojo, sin dolor, se fue "moviendo el bigote" comiendo, en compañía de sus hijos Miguel y Esteban.  El viernes por la mañana, con frío y la espera de Óscar que no estaba cerca. Ellos dieron su alma por su mamá y su papá, junto a sus compañeras: Beatriz, Ana Luz e Isabel. Y Nena que hoy está demasiado lejos.

En un tiempo donde una pandemia nos mantiene aislados, sin recibir visitas, sin velorios, ni fiestas, don Chico nunca estuvo sólo, tuvo las honras fúnebres que merecía, volvió a la iglesia, a su parroquia Madre Dolorosa que hoy está de duelo. Y si hay tristeza y el abuelo hace falta, es señal que se le amaba, dijo el P. Héctor López. 


Cuando Suyapa y Nelson se casaron (9 de enero de 2010) él estaba en proceso de recuperación de algún accidente, y le dijo a Suyapa "vine por vos", se tomaron la foto respectiva, y el regresó a su casa.
Recuerdo aquella noche que Suyapa fue a dejarle una camándula de cristales y perlas, él quería una así. Para levantarse y atendernos, se sostuvo de un lazo amarrado de la viga, había tenido una caída y se golpeó la columna. Pero siempre había forma de seguir adelante. 

Cuando Miguel hizo la Primera Comunión, me dijo "tomame una foto con Miguelito" era 11 de diciembre de 2016, justo 4 años antes de su partida al cielo. 


El 26 de noviembre de 2017, nos encontramos a media cuesta, yo iba a trabajar y él a Misa, nos tomamos una selfie. Y así siguieron los encuentros ya más en su casa. Los años iban pesando, los recuerdos se dispersaban, a veces ya no nos reconocía, pero quienes lo amamos, sí sabíamos que allí estaba don Chico, esperándonos en el rezo de la Candelaria (2 de febrero). 


Ahora, ante su partida, volví a su casa, el sofá estaba vacío, él dormido para siempre en su cama, había que hacer un altar para la vela. Había que ayudar a leer en la Misa de Cuerpo presente, fue el momento de despedirme con alegría y tristeza de don Chico.

Hasta siempre viejito...Padrino en los 80's

Creo que son más cosas por contar, como la admiración que siempre le tuve a su póster del recuerdo por la visita del Papa Juan Pablo II en 1983 a la Virgen de Suyapa... 

Todo estará mejor, saludos a doña Amada, a mamita María... goce de la eternidad... N.S. de Guadalupe ruega por nosotros. 🕯🙏🏼

domingo, 22 de noviembre de 2020

La herencia de Mamita Tila


Hace unos días compré una planta de ruda, de la que mamita Tila yo nos comíamos una ramita diaria, solo para estar mejor y más buenas.

Después compré una plata de menta, para calmar los dolores y para los licuados de fruta.

Hace unos días algunas mujeres de la casa se enfermaron del estómago, hasta la Sandya comió ruda y dijo "que rico esto". 
Es probable que ustedes, al igual que yo, creíamos que la ruda sólo tenía poderes para el empacho o como un amuleto de la suerte. Pero hace un año, doña Ermiliana me enseñó que cura todo lo estomacal, dolores musculares y hasta relaja. 

Pues, hace unos días mamita Tila se golpeó una mano. Me atreví a sobar a una señora de 92 y pico años de edad, que es sobadora de los miles de males, partera y todo lo que pueda tener de sabiduría ancestral. 

La mezcla fue: ruda, menta, vaselina y alcohol. Y a sobar su mano que parece tan frágil, pero es muy fuerte. Le tronó un dedo, creí que se lo había arrancado. La vendé, y me dijo que las sobadas no son diarias. 

Hoy volví a sobarla, no está hinchada ni morada, buenos signos de que no hay torcedura, fractura ni está descompuesta. 

Al terminar me dijo "muchas gracias, que Dios me le dé sabiduría y que después la busquen para seguir sobando".

Ay, me sentí heredada, oficialmente. Pues sí, a veces se me da por sobar o hacer algún tecito con hojas, es siguiendo una especie de intuición y después cuando busco información es como decir "bingo".


Mamita dice que aún no la quieren en la eternidad. Su cuerpo es pura resistencia, pero se le olvida no tanto la edad que es una cosa cuantificable, sino el paso del tiempo. 

Son mágicas mis mamitas y su descendencia. Mamita María era la encargada de calentar con aceite de gallina a los bebés que agradaban a su familia. Ahora lo hacen tía Estela o mami. Y Suyapa ya saca males de ojo. Jejeje 

sábado, 14 de marzo de 2020

92 marzos "Para morir de risa"


A sus 92 marzos

La vida es como se cuenta, y yo cuento parte de la vida como me la cuenta mamita Tila. 


Conversando con mamita Tila
Foto: David Rodríguez 

Ella es Matilde Rodríguez, nació el 14 de marzo de 1928. Para ese entonces en el marco de la depresión económica mundial, la cual en estos pueblos indígenas mesoamericanos es desde siempre. Hija de Juana Rodríguez y nieta de Teodora Rodríguez. Es madre de Juan Rodríguez, y abuela de Sandra Rodríguez (yo).

Mamita Tila creció en un hogar sin padre, porque en enero de 1932, la policía que preparaba la dictadura de Tiburcio Carías Andino, fue hasta su casa en Las Anonitas (Vado Ancho, El Paraíso) a raptarlo para asesinarlo, dejando su cuerpo en el municipio de Duyure (Choluteca). Ese día nació Francisco Rodríguez, mi tio-abuelo que murió en junio de 2017.

Mi bisabuela Juana, con sus pequeños hijos e hijas, entre ellas Mamita Tila de casi 4 años, debió vivir a la sombra de la casa de su madre Teodora. 

El patio de la casa de mi Tatarabuela Teodora, estaba lleno de risas, juegos, travesuras y trabajo infantil. Mamita Tila crecía con pocas oportunidades para ir a la escuela "porque ahí las niñas sólo iban a buscar marido" era el dicho del tiempo. 

Hacía oficio desde la madrugada, cuidaba ganado, iba a la quebrada, cocinaba, costuraba, se enfermaba y veía pasar los años como aquellas nuevas cosas que traía la modernidad, la ropa de costales de manta a pantalones de mezclilla (blue jeans), el primer carro por aquella calle de tierra (que no ha cambiado). Las largas andanzas en busca de comida o visitar a sus parientes. Su primer amor a los 20 años, cuándo nació mi papá, el 8 de marzo de 1949, justo cerrando la dictadura de Carías. 

Mamita Tila, ya era una mujer, rehaciendo su vida una y otra vez, procreando vida desde su vientre, ayudando a otras mujeres a parir, y pariendo ella sola a mitad de camino mientras halaba agua. 

Cada uno de sus 12 hijos e hijas contará la historia con su madre, desde los sentimientos desolados, el criarse con otras familias, los golpes y regaños, la pobreza, la compañía y más cosas que nos hacen marcas en la infancia. Pero, no soy yo quién deba juzgarla, porque yo a quién conozco es a la abuela, a mamita Tila, la mujer que una vez me dijo "si vamos a morirnos, que sea de risa".

La abuela paterna, que viaja de San Pedro a Tolobre, de Los Achiotes a Trojes, de Patuca a Choluteca.

¿Cuando vuelve mamita?

Si ni me he ido, y a saber si vuelva. reponde.

Ella no se aferra a un lugar, ni a las personas, tampoco a la vida, porque cada día es para servir mientras toca estrenar la mortaja que confecciona una y otra vez.

Mamita fumaba Pinares. Aunque en una ocasión la vi enrollar un papel estrasa. De vez en cuando un trago le cae bien. Viste moderadamente sin perder su personalidad, su manos hábiles han hecho el bien.

Siempre los nietas y nietas discutimos sobre quién es o era el favorito de la abuela, la verdad, a mi no me interesa, porque no pueden discutir cuanto amo a mis abuelas (por que mamita María Mejía (+ 9/ene/2019) sigue presente en mí.

Hoy mamita Tila cumple 92 marzos, viviendo su vida como ella lo decide, con mente lúcida, su voz clara, sus pasos titubeantes, si. Apuros, con risas y amor.

Mamita deseo que muramos pero de risa, jamás por dolor o tristeza, por que de lo contrario, no habrá valido la pena vivir.

Sandra Rodríguez Mejía 
14 de marzo de 2020

martes, 11 de febrero de 2020

Ligero de equipaje

Pura Vida, de la eterna 
La familia del alma está a lo largo de la vida, a veces lejos de casa, con otro apellido y acento diferente, cargando una gran maleta de historias por contar.

Hoy ha partido a la Casa del Padre, un ciudadano del cielo, el sacerdote Santiago Fajardo Jiménez, de Nicoya, cobijado por la luna liberiana, rodeado de amor, tal cual el sabía compartir.

Era tan simpático, un excelente "contador de perras" cómo decimos en catrachilandia. De cada aventura hacía un chiste. Y de los viajes lejanos explicaba detalles cómo si estuvieran a la vuelta de la esquina.

Cuando yo probé los dátiles... contó una vez.
¿Y dónde fue eso Padre?
-En Israel... respondió, como si hablara del barrio vecino.

La primera vez que viajé a Tierra Santa llevaba un maletón que ni caminar podía, cosas que ni usé, ya después apenas una mochilita con pantaletas y camisas... comentó en medio de un caluroso día. Eh ahí, cuando se asombran algunas personas cómo es que yo puedo llevar una mochila (de equipaje) para 2 o 5 días de viaje, si siempre recuerdo a mi maestro mochilero, el padre Santi.

Un bondadoso confesor, que con un abrazo transmitía la ternura amorosa. Comía todo sancochado y le encantaba el concho. De lo más serio hacía broma, cómo explicar el origen de los nombres de algunos lugares "Oro-sí".

Era cómo un bebé grandote, que se dejaba consentir, independiente, cuidadoso, un santo que vi andar en la tierra, caminar en las aguas termales en torno a una piscina, sudar y sudar ¿quién no en Nandayure?

Para sus bodas de plata sacerdotales estrenó una hermosa casulla dorada. Lo sorprendió un pastel para sus 70 años en diciembre de 2013. Agarraba camino ya tarde para ir donde sus hermanas, fue un papá, más bien.

Era un excelente conversador de política, economía, sociedad en general. La vida lo trató con cariño, y pagó todo el bien que hizo.

Hace unos días, mi Pa Francisco Barrios me dijo que el viejito se nos estaba yendo, estaba muy grave. Un dolor invadió mi pecho, estaba a 500 kilómetros de mi casa, y así de inmensa como la distancia eran mis ganas de llorar.

Vino a mi alma, la imagen del p. Santi agarrrado de la mano de la Madre del Cielo, y pensé "ya está caminando". Pasaron los días, el padre estaba sedado, sobreviviendo, esperando señales de mejoría.

Hoy, en el día de la Virgen de Lourdes, salud de los enfermos, el Padre Santiago, decidió abandonar la tierra, para ir a ver cara a cara al Amor de los amores, a su mamá, papá, hermana, a mamá Juanita, y toda aquella gente que, estoy segura, en un día cómo hoy, el ayudó a bien morir con el sacramento de la unción de los enfermos.

Hasta siempre mi viejito bello, gracias por su amor compartido. Finalmente emprendió el eterno viaje con el equipaje necesario, sus obras.

jueves, 11 de julio de 2019

La última selfie


Sonreímos sin saber que sería la última vez

Hace dos años, me acosté a su rincón, tenía mucha fiebre, la boca llagada y la voz casi afónica, tal cuál reflejo de su vida, y la negativa de quienes la amamos, a que estuviera enferma.

Unos días antes, probando una aplicación subí a Facebook un video con puras selfies acompañada, ella me reclamó que no aparecía su imagen, y le respondí que no teníamos una selfie, que nos la debíamos. 

El domingo 09 de julio sería la última vez que vendría a casa, de la cual era parte y hace tanta falta, sobretodo los domingos con el sazón de su locura, sus ocurrencias y su amor.

El martes 11 de julio en la noche, mami me enseñó una foto de Enna, estaba con algún tipo de alergia en su pecho derecho, así que llamó a varias hermanas-amigas y nos fuimos a verla o orar por su salud.

¿Realmente era ella? No, no podía ser la mujer fuerte, valiente, bulliciosa... aquella mujer acostada en una gran cama, con la temperatura tan alta que se transmitía al interior de la habitación donde trabajaba.

La vi. No recuerdo haber dicho muchas palabras, me acosté a su rincón, sostuve su mano y lloré en silencio. Mientras las demás personas encomendaban a Dios, su salud.

El 12 de julio, habíamos hecho viaje con mami y otras hermanas-amigas para ir a ver a una tia-abuela paterna, que estaba enferma, pero me dormí, y por 5 minutos el bus me dejó. Así que seguí mi jornada.

En la tarde fui al hospital, en una acción laboral -era miércoles- y allí estaba Glenda, ingresando a Enna. Para mí sorpresa, no era la señal de la mujer de la noche anterior, estaba de pie, sonriente, optimista como siempre.

Nos tomamos la selfie, ella ya en la camilla de hospital, sonriente y haciendo la señal de victoria✌. Esa era mi Guenga, mi hermana, mi amiga, mi prima, mi acompañante, mi pedazo de alma.🥀

Ahora es mi eterna compañera, mi susurro en el silencio, aquella que en las peores crisis dijo: No lloren, yo no me voy a morir, confío en Diosito, en el Sagrado Corazón y en la Virgencita de Suyapa. 

Hace dos años empezó la despedida, con muchas selfies pendientes, con abrazos y regalos para compartirnos en los cumpleaños, con pelearnos para ser las primeras en saludarnos,  ella siempre tuvo lo mejor para mí,  yo solo me quedé con pocas letras que me cuesta escribir 📝 , por qué la amé y en ese amor, nunca la vi quejarse, aun con muchas sondas hasta en el cuello, ella sabía que había un mañana pendiente, hasta el 01 de agosto del 2017, en la madrugada, que se hizo eterna. 

viernes, 5 de julio de 2019

Hasta el cielo de las abuelas



¿Está julio? Sí, como cada medio año, llegó julio, el mes que emocionaba tanto a mamita María y a mí, por que es nuestro cumpleaños. 

Hoy es el primer julio de mi vida sin ella. Pero ¿cómo será celebrar el cumpleaños en la eternidad? donde no existe el tiempo, donde los cuerpos ya no envejecen y la vestimenta es del color de la luz.

Hace dos años, mamita bailó muy contenta, su sonrisa era únicamente por la alegría del Alma, pues su conciencia ya no estaba aquí. El año pasado estuvo en una silla de ruedas, comió poco, pero ya no sonreía, sin embargo, estrenó un vestido que le gustó. No hablo de los 79 años anteriores, por qué ella nunca tuvo miedo a vivir, y tampoco hablaba de la muerte. 

Ya casi se cumple seis meses de su partida eterna, y cada nueve de mes, nos reunimos en casa de tía Estela, se podría decir que nos autoconvocanos. El 9 de febrero sólo éramos tres recordando su memoria en torno al rezo chiquito, en que hace tita, el bonito, cono dicen, y el que muchas veces mamita me acompañó a rezar.

Hoy es 5 de julio, su natalicio, y nos fuimos a rezar, ya no dijimos "para las viejitas café" porque ella, amante del café, ya no lo puede tomar. Entonces hubo café para todas, sin lágrimas, sin tristeza, sino con la alegría que sus hijas nietos, nietas, bisnietas "Mejía", y yernos, conservamos. 

Pensé en la variedad de edades entre sus 16 nietos y nietas, desde 43 años a 11 años (los payulos), y si llegamos al entorno de una vela y su fotografía, es porque sigue entre nosotros, por qué ella así nos amó. Por qué nos hizo ver como hermanos y hermanas, desde que éramos pequeños.

Hoy es viernes, igual que el día que la dejamos en su última posada; también es el natalicio del Siervo de Dios, Rutilio Grande, que nación el 05 de julio (igual que mamita María) de 1928 igual que mamita Tila.

El p. Tilo, creció con su abuela, porque quedó huérfano de mamá a los 04 años. Yo he crecido con mis abuelas María y Tila, porque son parte de mi vida.

En el examen de Estudios Sociales en primer grado, una de las preguntas era: 
¿De qué trabaja mi papá? Vende papel higiénico en ILESA
¿De qué trabaja mi abuela? Lava ropa en la Sanangel 

Me salió mala la respuesta, hasta el día de hoy, no supe porqué. Ya que eso era lo que hacían. Y esa era mi mamita, pulcra, ordenada, a escondidas lavaba mi ropa, y en su pérdida de recuerdos disfrutaba una deliciosa sopa instantánea sabor a camarones, como el mejor palillo que le podía ofrecer.

Pronto será 09 de julio, 12 de julio, 17 de julio, 20 de julio, volverán las fechas, los recuerdos, los amores, y el mes quedará inmenso ante su vacío.

Mamita María Trifina Mejía Vásquez, no le escribo, por qué la vida le privó el derecho a ir a la escuela, pero con el alma le hablo, le leo estas letras, como cuando me ponía a leerle el "escuelita alegre", mientras ayudaba a moler en vieja cocina de madera.

Con amor, su sandía


P.D. la Sandya hoy cumple 13 meses, mamita,  y fue bonito que se conocieran.

sábado, 27 de abril de 2019

Flores en el camino

Las flores de María
El domingo era una alegría paso a paso. Salíamos de Villa Nueva, atravesamos el Hato, y algunos sectores baldíos, hasta llegar a Suyapa.

Pero antes cortábamos flores de Napoleón en el cerco del cementerio “los pobres” para llevarle a la Virgen de Suyapa y al Niño de Atocha (que en realidad es el Santo Niño de Praga). Allí pedía por mi hermanita, que nacería en octubre de 1988.
La alegría era mayor por que íbamos a comer pupusas y una horchata en bolsa, éramos cinco nietos y nietas, yo era la más pequeña, entre Elvira, Carlos, David y Suyapa.

Nunca hubo miseria ni mezquindad, pero si muchas tradiciones impuestas por la línea materna. Cómo entrar a la iglesia pequeña sin ver nada más que el altar de la Virgen de Suyapa, y surgían aquellas historias de camino real “una vez un señor vino a ver a la Virgen, y se puso primero a comprar petates, al entrar a la iglesia no miraba los santos, sino petates en los altares”. Cómo entonces no me iba a concentrar en ver sólo el altar de la Virgen, y después ir hasta las gradas del altar principal y rezar.

Éramos cinco infantes siguiendo a Mamita María, quién no sabía leer ni escribir, pero supo vivir y transmitirnos su fe, desde la escuela de la vida.

Hace unos días, como es costumbre, hice ese recorrido, era jueves Santo, caminé con mi hermanita “Chayin” cómo ella el decía, corté flores en el camino, hice cosas que mamita decía “era pecado” y dije, mamita ya no está para que me regale.

Mamita María se fue a la eternidad el pasado 09 de enero, y la sentí tan presente, por que ahora está en el viento, en las nubes, en el sol, en la luna, en mi mente, se quedó en mi alma, y acompaña mi camino.

Nos enseñó a caminar en hermandad, a compartir lo que tenemos, a ser felices con lo mejor. Nunca la escuché quejarse por la pobreza, es que ella siempre tuvo lo necesario para vivir y tenía aún para darnos cuándo le pedimos.

A veces los detalles más pequeños hacen sentir un inmenso vacío, y esa mujer de 81 años de edad y estatura pequeña, supo ocupar espacios inmensos, como sólo ELLAS, las genias lo saben hacer.

P D. es difícil no querer llorar, por que una no de puede acostumbrar a que ese amor llamado "abuela" ya no esta.

domingo, 10 de febrero de 2019

La caja

Para una alma perdida que se dejó ver en una mirada...

Nos despedimos a mediodía, habíamos ido a buscar una caja de cuadernos, éramos tres, después dos “voy a ir a la radio” -me dijo- era sábado 10 de febrero, y la meta era volver con el mandado resuelto.

Cayó la noche. Voy para la radio, decía un mensaje, pero nunca llegó. Me advirtió que estaba cerca, dónde nos reencontramos.

Había una mirada extraña. Generalmente me hago miles de cuestionamientos que no externo, porque pueden haber respuestas que ya intuyo.

-¿Quiere comer algo?

-No, gracias, respondí. Pendiente también, de que a pocos metros alguien me esperaba, y pensé irme pronto.

¿Qué pasó en esa hora? Qué hubo para hacerme una especie de radiografía macro y microscópica de mi existencia. Poderme encontrar en una mirada perdida, en palabras confusas entre reclamos que no sabía exactamente ¿Por qué me las decía a mí?
¿Era posible dialogar aquella noche? Un poco fría por cierto. Sí, y dialogamos sin reglas, etiquetas, ni cortesías.

Es un capítulo oculto u olvidado en una caja inventada en la memoria. Es una de las conversaciones que abrió mi caja de camino en los mejores escenarios de la vida.

Supe que he tenido la dicha desde siempre de vivir con la mejor gente, de compartir con los y las mejores amigas, de aprender de grandes maestros y maestras, de hacer compañerismo, de ser parte de una familia increíble, de amar con intensidad a quién se me dé la gana, sin esperar ser retribuida en mi universo de pequeñas cosas.

Supe que la miseria humana no es una situación, tampoco es una condición, sino una decisión que no debe caber en nadie. Supe lo que duele ver llorar -en silencio- a alguien que se lleva en alma, por situaciones que creía ajenas a mi proceder, pero finalmente fue una oportunidad para compartir sueños y hacerlos -poco a poco- realidad.

¿Saber cuánto se puede llegar a amar a alguien que no es nada y es tanto a la vez? Y recordar siempre esa conversación (sí es que, así se le puede llamar).

¿Qué se conversó esa noche? pues si sólo está en mi mente, es que el mensaje era para mí. Por lo que, cuando abro la caja, trato de cerrarla con cuidado, para no olvidar que he recorrido parte de la carrera, y no lo he hecho sola, el escenario es para muchas personas, pero seleccionando actores principales en las historias que decidamos contar.

No hubo final de la conversación, simplemente se hacía más noche, fuimos por la caja de cuadernos, que para bien de la humanidad, llegó a su destino.
Cuadernos, agragaré -ahora- lápices, para que se siga escribiendo la vida…

Para la noche, éramos nuevamente tres, acompañados de conversaciones y lágrimas humedeciendo un rostro ahogado de silencio, que también quedó en el olvido, por lo tanto hay detalles que quedarán en la cajita, la que atesora detalles.


p.d. por esta y mil veces gracias, gente como usted necesita la Patria Grande de las almas que no se sienten parte del universo.


jueves, 29 de noviembre de 2018

Memoria infinita y puntos suspensivos

Cómo película fotográfica

Dicen que los recuerdos son a partir de los tres años, siempre he creído que recuerdo hechos desde antes tal cual fueran imágenes en moviento, como quien vé una cinta de película en una cámara fotográfica. Incluso eventos y personas que David y Suyapa (mayores 2 y tres años de mí) no recuerdan. Incluso mi madre dice que yo soñaba, o que invento, pero lo que recuerdo como a Don Urbano en una cama, a mi papá bajando en hombros de dos hombres (a uno de ellos lo llamo Orlin, el otro no sé) a la casa tras estar meses en el Hospital San Felipe, un tambito pequeñito del cual recuerdo de color blanco con letras rojas y azules, en el que halaba agua de la poza de doña Julia, los largos caminos bajo el sol con doña Julia y Sulema para ir a la iglesia en Los Achiotes, y ver de lejitos la casa de Tía Munda, las calles polvorientas y pedregosas, los palos de guayaba en la quebrada, y otros recuerdos de lo que viví en El Tamarindo, hasta los cuatro años, cuando me hice citadina.

Llegar a Tegus fue descubrir la magia de las luces que aparecían al atardecer, la televisión, y seguir caminando.

Está en memoria el primer día de clases, cuando llegué sola a mi aula en primer grado, ahí estaba la profesora Virginia García "Mardely" sos vos, y respondí que sí, entre otras preguntas ¿Sos repitente? no (mi papá ya me había enseñado muchas cosas). Y por los últimos días de clases me dijo "Mardely traé tu libro de lectura" era uno que prestaba la escuela Naciones Unidas, "Mi Honduras", y me llevó donde el director, profesor Mario, a que le leyera el cuento del pollito que decía ¡Mamá el cielo se está cayendo! ¿Qué hacemos? yo solo me quería morir del susto, al terminar, el director me felicitó y volví al aula.

En mi primer día de clases de segundo grado, me recibe la profesora Celinda: escriban "Lista de útiles" y aclaró "en carta", otro susto más.  Y así de la primaria concluirla con la profesora Olga Sierra para ir a la secundaría con maestros increíbles en el colegio "Juan Ramón Molina" como el profesor Francisco Centeno, Ramón Maradiaga, José Luís Salandía, Juan Alberto Rivera Callejas y Víctor Fúnez que ponía acento a la Y (ý) para pronunciar bien mi segundo nombre. Juana María de Alberto fue mi maestra de Bancaria, una vez me preguntó ¿de qué colegio venis? la profesora Maritza, de Intermedia que me seleccionó para ser la presidenta del Tribunal Electoral Estudiantil y de allí tratar a la directora Elizabeth (Betty).

Los recuerdos de la UNAH, en la Escuela de Periodismo son más recientes, con mis maestros y maestras aún mantengo esa relación de compañerismo, tertulias y bromas sobre todo con: Ramiro Sierra, Miguel Martínez y Germán Reyes. Los conocimientos y aprendizaje grato con Delia Mejía, Marlen Perdomo, Silvia Vallejo, Lilian López Carballo, Fredy Cuevas, Néstor Posadas, Rafael Leiva Vivas, Marco Antonio Andino... y esas clases de español, economía, matemáticas e historia.

Y es justo ahí, en la historia de mi Matria, de esa materia registro pocos archivos en mi memoria, hasta que llegué a una familia que surge por la violación a los derechos humanos, el COFADEH que también me acogió entre su lucha por la verdad y la justicia, donde pasan las décadas y sigue escribiendo historia que poco o nada se oculta en los centros educativos, con textos hechos por los gobiernos, y que no les conviene que se sepa, porque si la niñez conociera la verdad que se oculta, sería diferente y  no se repitieran patrones desde la clase política manipulada por la empresa privada y avalada por la policía y ejército.

Con todo lo que se vive entre golpes de estado y regímenes dictatoriales, las redes sociales y el alcance a la libre información es más difícil que se oculte la verdad, pero también amenaza la manipulación mediática y desinformación. Y ahí seguirá el COFADEH impulsando la Memoria, por la exigencia de verdad, justicia, reparación, la no repetición y el nunca más, y no solo en Honduras, sino en la hermandad y solidaridad con los pueblos que viven esta oscura noche, que no encuentra la aurora de la liberación, donde la pesadilla vuelve una y otra vez, es tanto lo que puedo hablar de esta organización que dirige Berta Oliva, las compañeras y compañeros que en 36 años han caminado de la mano a la lucha de las madres de los pañuelos blancos, he logrado conocer algunas, llorar sus partidas, compartir sus lágrimas, eso ¡todo eso! no tiene espacio en el universo infinito.

Mi memoria no podrá guardar tanto, pero si lo necesario para amar esta noble labor en la construcción de memoria histórica, condenando que los hechores siguen atacando y fortaleciendo con educación y práctica a jóvenes y adultos que también le apuestan a un país libre y de soñadores que hoy son memoria viva, los detenidos desaparecidos...