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sábado, 12 de diciembre de 2020

El Chico del Valle amoroso


Desde que tengo uso de razón, viviendo en la capital, siempre existió un personaje a quién al igual que muchísima gente, lo veía como  "el abuelo", pero además como el amigo, el vecino, el papá de los amigos, el hermano mayor en la fe, don José Francisco Valle "don Chico".

Visitarlo era obligatorio, sobre todo cuando él dejó de ir a la casa a dejarnos mandarinas. 

Dice Miguel -su hijo- que él le decía "déjame mandarinas que yo tengo a mi gente para darle", haciendo prioridad a los gemelitos de Suyapa.

Mi primer recuerdo de don Chico, es camino a la iglesia con Michelle en el cuello. Siempre la llevaba chineada, eran como el uno para el otro. Con los años era sonrisas y bromas con el pequeño Steven Francisco, su tocayo y con quien seguía las bromas por su nombre "Chico Valle".

Él bailaba, cantaba, sonreía, era feliz. Visitarlo era ir a contagiarnos de positividad. Contaba cada historia desde su recuperaciones, caminatas, luchas, peregrinaciones, devociones a la Virgen de Candelaria, lo bien que lo trataba la familia y decir "yo aquí estoy bien, no me hace falta nada". 

Sobrevivió a muchos accidentes domésticos, operaciones, golpes, virus, pandemias... y se fue a los 94 años de edad. Creo que su eterno viaje lo emprendió cuando el quiso. Sin alardes, sin bulla, sin enojo, sin dolor, se fue "moviendo el bigote" comiendo, en compañía de sus hijos Miguel y Esteban.  El viernes por la mañana, con frío y la espera de Óscar que no estaba cerca. Ellos dieron su alma por su mamá y su papá, junto a sus compañeras: Beatriz, Ana Luz e Isabel. Y Nena que hoy está demasiado lejos.

En un tiempo donde una pandemia nos mantiene aislados, sin recibir visitas, sin velorios, ni fiestas, don Chico nunca estuvo sólo, tuvo las honras fúnebres que merecía, volvió a la iglesia, a su parroquia Madre Dolorosa que hoy está de duelo. Y si hay tristeza y el abuelo hace falta, es señal que se le amaba, dijo el P. Héctor López. 


Cuando Suyapa y Nelson se casaron (9 de enero de 2010) él estaba en proceso de recuperación de algún accidente, y le dijo a Suyapa "vine por vos", se tomaron la foto respectiva, y el regresó a su casa.
Recuerdo aquella noche que Suyapa fue a dejarle una camándula de cristales y perlas, él quería una así. Para levantarse y atendernos, se sostuvo de un lazo amarrado de la viga, había tenido una caída y se golpeó la columna. Pero siempre había forma de seguir adelante. 

Cuando Miguel hizo la Primera Comunión, me dijo "tomame una foto con Miguelito" era 11 de diciembre de 2016, justo 4 años antes de su partida al cielo. 


El 26 de noviembre de 2017, nos encontramos a media cuesta, yo iba a trabajar y él a Misa, nos tomamos una selfie. Y así siguieron los encuentros ya más en su casa. Los años iban pesando, los recuerdos se dispersaban, a veces ya no nos reconocía, pero quienes lo amamos, sí sabíamos que allí estaba don Chico, esperándonos en el rezo de la Candelaria (2 de febrero). 


Ahora, ante su partida, volví a su casa, el sofá estaba vacío, él dormido para siempre en su cama, había que hacer un altar para la vela. Había que ayudar a leer en la Misa de Cuerpo presente, fue el momento de despedirme con alegría y tristeza de don Chico.

Hasta siempre viejito...Padrino en los 80's

Creo que son más cosas por contar, como la admiración que siempre le tuve a su póster del recuerdo por la visita del Papa Juan Pablo II en 1983 a la Virgen de Suyapa... 

Todo estará mejor, saludos a doña Amada, a mamita María... goce de la eternidad... N.S. de Guadalupe ruega por nosotros. 🕯🙏🏼

domingo, 22 de noviembre de 2020

La herencia de Mamita Tila


Hace unos días compré una planta de ruda, de la que mamita Tila yo nos comíamos una ramita diaria, solo para estar mejor y más buenas.

Después compré una plata de menta, para calmar los dolores y para los licuados de fruta.

Hace unos días algunas mujeres de la casa se enfermaron del estómago, hasta la Sandya comió ruda y dijo "que rico esto". 
Es probable que ustedes, al igual que yo, creíamos que la ruda sólo tenía poderes para el empacho o como un amuleto de la suerte. Pero hace un año, doña Ermiliana me enseñó que cura todo lo estomacal, dolores musculares y hasta relaja. 

Pues, hace unos días mamita Tila se golpeó una mano. Me atreví a sobar a una señora de 92 y pico años de edad, que es sobadora de los miles de males, partera y todo lo que pueda tener de sabiduría ancestral. 

La mezcla fue: ruda, menta, vaselina y alcohol. Y a sobar su mano que parece tan frágil, pero es muy fuerte. Le tronó un dedo, creí que se lo había arrancado. La vendé, y me dijo que las sobadas no son diarias. 

Hoy volví a sobarla, no está hinchada ni morada, buenos signos de que no hay torcedura, fractura ni está descompuesta. 

Al terminar me dijo "muchas gracias, que Dios me le dé sabiduría y que después la busquen para seguir sobando".

Ay, me sentí heredada, oficialmente. Pues sí, a veces se me da por sobar o hacer algún tecito con hojas, es siguiendo una especie de intuición y después cuando busco información es como decir "bingo".


Mamita dice que aún no la quieren en la eternidad. Su cuerpo es pura resistencia, pero se le olvida no tanto la edad que es una cosa cuantificable, sino el paso del tiempo. 

Son mágicas mis mamitas y su descendencia. Mamita María era la encargada de calentar con aceite de gallina a los bebés que agradaban a su familia. Ahora lo hacen tía Estela o mami. Y Suyapa ya saca males de ojo. Jejeje 

sábado, 14 de marzo de 2020

92 marzos "Para morir de risa"


A sus 92 marzos

La vida es como se cuenta, y yo cuento parte de la vida como me la cuenta mamita Tila. 


Conversando con mamita Tila
Foto: David Rodríguez 

Ella es Matilde Rodríguez, nació el 14 de marzo de 1928. Para ese entonces en el marco de la depresión económica mundial, la cual en estos pueblos indígenas mesoamericanos es desde siempre. Hija de Juana Rodríguez y nieta de Teodora Rodríguez. Es madre de Juan Rodríguez, y abuela de Sandra Rodríguez (yo).

Mamita Tila creció en un hogar sin padre, porque en enero de 1932, la policía que preparaba la dictadura de Tiburcio Carías Andino, fue hasta su casa en Las Anonitas (Vado Ancho, El Paraíso) a raptarlo para asesinarlo, dejando su cuerpo en el municipio de Duyure (Choluteca). Ese día nació Francisco Rodríguez, mi tio-abuelo que murió en junio de 2017.

Mi bisabuela Juana, con sus pequeños hijos e hijas, entre ellas Mamita Tila de casi 4 años, debió vivir a la sombra de la casa de su madre Teodora. 

El patio de la casa de mi Tatarabuela Teodora, estaba lleno de risas, juegos, travesuras y trabajo infantil. Mamita Tila crecía con pocas oportunidades para ir a la escuela "porque ahí las niñas sólo iban a buscar marido" era el dicho del tiempo. 

Hacía oficio desde la madrugada, cuidaba ganado, iba a la quebrada, cocinaba, costuraba, se enfermaba y veía pasar los años como aquellas nuevas cosas que traía la modernidad, la ropa de costales de manta a pantalones de mezclilla (blue jeans), el primer carro por aquella calle de tierra (que no ha cambiado). Las largas andanzas en busca de comida o visitar a sus parientes. Su primer amor a los 20 años, cuándo nació mi papá, el 8 de marzo de 1949, justo cerrando la dictadura de Carías. 

Mamita Tila, ya era una mujer, rehaciendo su vida una y otra vez, procreando vida desde su vientre, ayudando a otras mujeres a parir, y pariendo ella sola a mitad de camino mientras halaba agua. 

Cada uno de sus 12 hijos e hijas contará la historia con su madre, desde los sentimientos desolados, el criarse con otras familias, los golpes y regaños, la pobreza, la compañía y más cosas que nos hacen marcas en la infancia. Pero, no soy yo quién deba juzgarla, porque yo a quién conozco es a la abuela, a mamita Tila, la mujer que una vez me dijo "si vamos a morirnos, que sea de risa".

La abuela paterna, que viaja de San Pedro a Tolobre, de Los Achiotes a Trojes, de Patuca a Choluteca.

¿Cuando vuelve mamita?

Si ni me he ido, y a saber si vuelva. reponde.

Ella no se aferra a un lugar, ni a las personas, tampoco a la vida, porque cada día es para servir mientras toca estrenar la mortaja que confecciona una y otra vez.

Mamita fumaba Pinares. Aunque en una ocasión la vi enrollar un papel estrasa. De vez en cuando un trago le cae bien. Viste moderadamente sin perder su personalidad, su manos hábiles han hecho el bien.

Siempre los nietas y nietas discutimos sobre quién es o era el favorito de la abuela, la verdad, a mi no me interesa, porque no pueden discutir cuanto amo a mis abuelas (por que mamita María Mejía (+ 9/ene/2019) sigue presente en mí.

Hoy mamita Tila cumple 92 marzos, viviendo su vida como ella lo decide, con mente lúcida, su voz clara, sus pasos titubeantes, si. Apuros, con risas y amor.

Mamita deseo que muramos pero de risa, jamás por dolor o tristeza, por que de lo contrario, no habrá valido la pena vivir.

Sandra Rodríguez Mejía 
14 de marzo de 2020

martes, 11 de febrero de 2020

Ligero de equipaje

Pura Vida, de la eterna 
La familia del alma está a lo largo de la vida, a veces lejos de casa, con otro apellido y acento diferente, cargando una gran maleta de historias por contar.

Hoy ha partido a la Casa del Padre, un ciudadano del cielo, el sacerdote Santiago Fajardo Jiménez, de Nicoya, cobijado por la luna liberiana, rodeado de amor, tal cual el sabía compartir.

Era tan simpático, un excelente "contador de perras" cómo decimos en catrachilandia. De cada aventura hacía un chiste. Y de los viajes lejanos explicaba detalles cómo si estuvieran a la vuelta de la esquina.

Cuando yo probé los dátiles... contó una vez.
¿Y dónde fue eso Padre?
-En Israel... respondió, como si hablara del barrio vecino.

La primera vez que viajé a Tierra Santa llevaba un maletón que ni caminar podía, cosas que ni usé, ya después apenas una mochilita con pantaletas y camisas... comentó en medio de un caluroso día. Eh ahí, cuando se asombran algunas personas cómo es que yo puedo llevar una mochila (de equipaje) para 2 o 5 días de viaje, si siempre recuerdo a mi maestro mochilero, el padre Santi.

Un bondadoso confesor, que con un abrazo transmitía la ternura amorosa. Comía todo sancochado y le encantaba el concho. De lo más serio hacía broma, cómo explicar el origen de los nombres de algunos lugares "Oro-sí".

Era cómo un bebé grandote, que se dejaba consentir, independiente, cuidadoso, un santo que vi andar en la tierra, caminar en las aguas termales en torno a una piscina, sudar y sudar ¿quién no en Nandayure?

Para sus bodas de plata sacerdotales estrenó una hermosa casulla dorada. Lo sorprendió un pastel para sus 70 años en diciembre de 2013. Agarraba camino ya tarde para ir donde sus hermanas, fue un papá, más bien.

Era un excelente conversador de política, economía, sociedad en general. La vida lo trató con cariño, y pagó todo el bien que hizo.

Hace unos días, mi Pa Francisco Barrios me dijo que el viejito se nos estaba yendo, estaba muy grave. Un dolor invadió mi pecho, estaba a 500 kilómetros de mi casa, y así de inmensa como la distancia eran mis ganas de llorar.

Vino a mi alma, la imagen del p. Santi agarrrado de la mano de la Madre del Cielo, y pensé "ya está caminando". Pasaron los días, el padre estaba sedado, sobreviviendo, esperando señales de mejoría.

Hoy, en el día de la Virgen de Lourdes, salud de los enfermos, el Padre Santiago, decidió abandonar la tierra, para ir a ver cara a cara al Amor de los amores, a su mamá, papá, hermana, a mamá Juanita, y toda aquella gente que, estoy segura, en un día cómo hoy, el ayudó a bien morir con el sacramento de la unción de los enfermos.

Hasta siempre mi viejito bello, gracias por su amor compartido. Finalmente emprendió el eterno viaje con el equipaje necesario, sus obras.