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Febrero 2020
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Era la madrugada del 24 de diciembre. Previo a
dormirme, cerca de las 12 de la noche vi un mensaje que decía "murió mi
abuela", pensé que sería un texto de dos días antes.
Me despierto antes de las 2a.m. veo llamadas sin
contestar y mensajes de voz con la noticia que había fallecido doña Tere. En
medio de la incertidumbre si estaba o no con vida, las llamadas de larga
distancia ahuyentaron el sueño y trajeron como avalancha los recuerdos
inmediatos con ella en La Ermita.
Apenas el 22 de diciembre, con David y mami habíamos acompañado a doña Tere
en el sepelio de su mamá doña Camila. Nos dio de comer (así como mamá regañona), estuvimos con ella en
misa, anduvimos en el mismo carro, nos comentó sobre lo que haría en los
próximos días, sin pensar que ya no nos volveríamos ver. En un tramo breve nos mencionó que le dijo a Martín que quería ser enterrada ahí, en su pueblo, y él le decía "está loca".
Aquella señora, la esposa del difunto que más he llorado (yo siendo niña), don Armando Ramírez
(1995), estaba camino a la eternidad: sonriente, tranquila, recibida con
pétalos cayendo de los árboles y elevadas por el viento, tal cual le gustaban, supe que era eternamente
feliz en la víspera a Navidad.
Conocer detalles de sus últimos momentos de vida terrenal fue muy doloroso.
Los vivió con aquella niña que vestían como gemelas, Melady, su nieta que debió
asumir su papel de mujer adulta, viendo que se le iba la figura de la cual
nunca se separó en más de dos décadas.
Al día de hoy no asimilo que Nana Tere (como le decía Katherine) ya no está.
Y veo entre mis cosas, detalles que ella tenía siempre para mi, incluso el
regalo que me dio de cumpleaños, todo desinfectado en medio de la pandemia de
Covid-19, que estaba "en el aire". Yo estaba saliedo del contagio y de noche tras varias llamadas fui a traer mi bolsita de ragalo que me entregó Mela.
Quizás la volví a ver en octubre, para su cumpleaños 70. Estaba medio bajada
porque a esa edad ya no podría ir a misa, siguiendo las medidas de
bioseguridad. Comimos, nos desinfectamos, era la nueva modalidad de festejos
con cinco invitados apenas. Me dijo "Si usted no puede venir, que venga David". Fuimos Mami, Suyapa, Norma y yo.
A finales de noviembre me envió un audio diciendo que estaba triste porque
no sabía que nos traería el nuevo año. Le respondí que eso no lo sabíamos, por
lo que era mejor estar contentas celebrando el día actual. Dijo que tenía razón
que ya no iba a estar triste.
Para el 20 de diciembre envió un audio disculpándose con la familia Valle
por o estar presente en el fin de novenario de Don Chico, ya que su mamá estaba
malita de salud y debía viajar de emergencia a La Ermita.
Esos recuerdos son los inmediatos, pero todos los demás son de largas
conversaciones, caminatas, rezos, carreras llegando tarde.
Las mañanas
sabatinas en la feria comiendo pastelitos, más de alguna vez echándole una manito
en el puesto. Ella con su gorrito y delantal, muy nítida y amable al trato. El
puesto de doña Tere era el punto de encuentro para las tertulias con Martín,
Óscar, Mela o Mayra.
Si era viernes en la noche, cuando yo volvía de la UNAH,
me quedaba esperándola para subir a casa acompañada, a veces de jalón.
Había confianza y estima. Yo era feliz cuando me decía que trajera ensalada,
pastelitos, yuca y papa.
Una vez pasé por el puesto, iba la para la Radio Católica (Cyber encuetro
juvenil), y cuando digo a buscar el pasaje no llevaba dinero. Me dijo que no me
había escuchado, le comenté lo que me pasó y reclamó ¡Por qué no vino a pedirme
dinero¡ ese día hubo un tiroteo en el centro, quizá por mi ruta y hora de
andar, así que lo vi como una señal de protección divina.
No se despegaba de la 910 AM día y noche, si escuchaba que alguien de Madre Dolorosa estaba en cabina, mandaba un mensaje saludando. El domingo pasado extrañé ese texto diciendo "la escuché", eso me recuerda que "nana Tere" ya no está.
Estabamos en las caminatas con Las Chonas, doña Tere era una Chona, una defensora de los
derechos de la Mujer y contra la violencia. Era voluntaria de salud y hacía
muchas obras sociales sin decirle a nadie.
Su honradez era genial, si Mary o
Dilcia enviaban algo decía "aquí le mandó" tal cual era el deseo.
Hace tres años me dijo que fuera a escoger un suéter que le había llegado una
caja y también envió un juguete para Dana Samantha que nació un día después.
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Noviembre 2008/ Retiro GO-ES en El Picacho
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En su vida espiritual también fue una guerrera, en la búsqueda del amor
misericordioso de Dios fue miembro de la Renovación Carismática Católica, junto
a su esposo formaron el G.O. Cristo Vive, estuvo en Luz de Cristo, acompañó a
Una Luz en mi Camino y finalmente por más de 20 años se integró a Espíritu
Santo.
En esta nueva etapa de pandemia pidió que le hicieran un perfil en
facebook para participar en las misas de la Parroquia Madre Dolorosa. Y por
zoom de unía al G.O. Era tiktokera manager, le grababa videos a Mela, una
abuela actualizada. Disfrutó ser Celebradora de la Palabra de Dios y Ministra Extraordinaria de la Eucaristía, aún sus enfermos no saben que ella se adelantó en la carrera.
Muchas personas cercanas conocimos La Ermita, Talanga, porque ella pagaba un busito y llevarnos a alguna celebración donde su mamá y papá. Hace algunos años me fui una semana a estar con ella donde Sonia.
Nana Tere supo que la amaba y yo también supe que me amó.
Fui parte de sus festejos VIP
En su casa hay muchos adornos pequeños, tal cual estuvo su vida, llena de
cosas pequeñas con amor que la hacían grande.
El no escribir antes de ella era la no aceptación de que se fue siguiendo su
destino en otro viaje, pero hoy cumple 4 meses de la no despedida. En casa la hemos llorado como debe ser el duelo ante la partida de un ser querido, ella siempre estuvo con nosotros en momentos de alegría y llanto.
Fue tan cercana a Mamita María, tan alcahuete con Elías, David, Sofía y Catalina, en general ella tenía algo para compartir especialmente si eran niños/as. Daba consuelo a mami cuando Chayo le iba a ir "lejos", y juntas nos tocó llorarla a la distancia. Siempre preguntaba por don Juan.
A la memoria de Teresa de Jesús Gutiérrez, cuyo amor por su madre fue
tan grande negándose a separarse, para emprender el viaje juntas a la eternidad
15-octubre-1950
24-diciembre-2020